Veo vivir la concurrida ciudad a través de mis ojos, un abismo al horizonte, y es cierto que no era una locura pensar que la tierra es plana y que detrás del horizonte nos caeríamos hacia Dios sabe dónde.
Igual situación la de los corazones cuando dejan de latir acompasadamente, cuando por algún extraño estímulo se aceleran o se retardan a su ritmo habitual. Un abismo se aproxima ante nosotros. Largo. Duro.
Siniestro. ¿Quién sabe?
Los segundos antes de un beso, la primera mirada del día que nos regala esa persona, el instante en el que se descubre tu mentira, un buen escarmiento o la tragedia de tu familia.
El mundo está lleno de momentos que hacen que nuestro corazón se desacompase, de echo, estudios afirman que pasamos más tiempo con el corazón fuera de su ritmo correcto, debido a nimiedades que hacen que este se percate y cambie su forma de danzar.
En aquel metro de París, sonaba "la vie en rose", y si pudiera te llevaría a aquel momento y te daría un beso de esos que te quitan la respiración y cualquier rastro de tristeza. Ya sabes que mi declaración perfecta sería dándote un abrazo por la espalda mientras lees tu libro favorito. Un abrazo cotidiano y eterno.
No tengo mucho más que decir. Si hoy me encuentro tu sonrisa me doy por satisfecha.
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